El comienzo de todo...

Unos lloros anunciaban el principio de una larga sucesión de capitulos..que comenzaba con eso...lloros. Lloros que como un canto angelical llenaba cada rincón de ese habitáculo donde minutos antes alguien gritaba de dolor, quizás para algo tan hermoso primero se ha de sufrir, cueste lo que cueste y cuanto se tenga que derrochar por ello. Pero horas más tarde de las primeras contracciones ahi estaba ella, una hermosa infante de piel rosada, parpados todavia pegados y unos quejidos que alegraban a sus padres, sí...esa niña estaba sana.

Los minutos pasaron como horas a medida que los lloros menguaban impregnando de nuevo el silencio en las paredes, nadie queria que finalizara ese momento, y la nueva habitante de esa familia todavia no era consciente de lo que ocurria en su alrededor.

- Mira Markus...otra niña-dijo su madre mientras se la tendian ya envuelta en una manta de lana, lo suficientemente calida para que esas frias noches de invierno no hicieran mella en aquel bebé.

-Como vas a querer llamarle?-dijo el padre mientras tomaba asiento al lado de la progenitora alzando una mano y acariciando con el indice el dorso de la manita de la niña, hasta que esta medio dormida o atolondrada despues del viaje, fué capaz de enlazar sus deditos en el de el.

-Pensé que eso era cosa tuy....-no terminó de hablar la madre que comenzaba a hacer movimientos mostrandose ya profesional en el tema, que Markus con una sonrisa de felicidad en su rostro, percibiendose que la llegada de la niña habia sido un regalo para el mascuya- Sarien...Sarien se va a llamar...


Sarien ya tenia una etiqueta que le seguiria toda la vida, que le identificaria para bien o para mal y hoy aqui, comenzaba su historia, una introducción de todo aquello que comportaria cada paso que realizara, cada gesto que hiciera o sus más minimos pensamientos. Ahora no tenia oportunidad, tan solo le interesaba alimentarse del majestuoso pecho de su madre y dormir, dormir, dormir. Soñar aquello que algun dia podria cumplir.